¿Qué es la Torretta para sus hijos espirituales?

Es el sitio del encuentro con Dios. Es su casa, es su hogar, es su sitio. Allí Él te recibe como su hijo a imagen del Padre y el hijo pródigo. Es el sitio para hablar con Dios. Es el sitio para conocer a Dios. Es el sitio para conocer la voluntad de Dios. Es el sitio para hacer y vivir la voluntad de Dios. Es mirar con la visión del aposento alto, mirar desde arriba el mundo… desde Dios. Ir a la torreta es transitar un camino de encuentro con Dios. Es recibir el fuego del amor servicial, vivir el fuego del amor y dar a nuestros hermanos el fuego del amor servicial que desde nuestros corazones se hace vida a imagen de nuestro creador, desde la cruz de su hijo y bajo el auxilio del santo espíritu. A partir del encuentro con la creación, con los hermanos y con notros mismos a través del arte y la lúdica, llegamos al amor servicial, al conocimiento y servicio de Cristo hasta nuestra final comunión con Dios.

Para entender la torretta hay que definirla como es, es decir como una Torretta. La Torreta, es precisamente eso… una “Torretta”: una “torre pequeña” que sobresale del resto de edificios por su altura; Que aunque es pequeña, veremos que también es muy alta. Una torre que como las otras, tiene su base en el suelo y no tiene almenas, sino tiene un techo que la cubre; (quisiera pensar que el techo es el cielo) una torre alta, de piso alto, que posee escaleras en su interior; (aunque esta las tiene en su exterior) una torre que como las torres “corrientes”, tiene su piso en la tierra y su fin en el cielo; en conclusión, ¡¡¡“ la torreta es una torre que definitivamente mira al cielo”!!!

Cómo vivimos la Torretta

Cada encuentro en la Torreta adopta la pedagogía de Padre Pío, la pedagogía de Dios para hacernos amigos de Cristo. ¿Cómo se expresa esto en cada peldaño?…

En los espacios de La Torretta, jóvenes y niños nos formamos para:

CREER

Porque es un espacio de encuentro fraterno donde se experimentan la alegría y el gozo; “la experiencia del monte de su gloria”. La experiencia de la transfiguración. En esta experiencia sentimos y vemos la presencia de ese Dios que nos ha creado y que nos regala sus dones por medio del Espíritu Santo. En esta experiencia podemos pregustar la plenitud del Reino de Dios y, por supuesto, creer que existe y que es posible alcanzarlo.

CONOCER

Porque es un espacio de dialogo con Dios a través del encuentro con los hermanos, con la creación y con nosotros mismos, empleando como medio las distintas actividades lúdicas y artísticas que se propician. Conocemos al buen señor, su vida, obra y milagros… las promesas del buen Padre a nosotros y su eterna presencia en la eucaristía.

AMAR

Porque es un espacio donde, a través del servicio, podemos contemplar y agradecer a Dios ejerciendo la caridad con nuestros hermanos. Amar es entregarse hasta el sacrificio por el hermano, comprendiendo y sintiendo la amorosa presencia del señor en nuestro corazón… y en todo nuestro ser. Aprendemos y sentimos la necesidad de entregarnos a imagen de su entrega en la cruz, pues comprendemos que la cruz es el mayor acto de amor que se puede realizar por el hermano y por eso lo queremos imitar.

OBEDECER

Porque es un espacio donde aprendemos el mandato del amor y enseñamos a otros a ser amigos y servidores de Cristo. El Cristo obediente a su Padre solo hace la voluntad de su Padre, no hay nada en él que sea suyo… Él solo hace lo que su Padre del cielo le ha pedido, y nosotros haremos lo que él nos pide… amar y servir a nuestros hermanos.

SERVIR

Porque es un espacio en donde hacemos la voluntad de nuestro creador que nos llama a servir por medio de actos concretos de amor. Él realizó el servicio perfecto en un acto de amor sublime… la cruz. Y así nos enseña a entregar momentos y espacios de servicio fraterno en patios y puntos de servicio según los carismas de servicio que llevamos impresos en nuestro corazón. Le servimos a él y así en su nombre, como fruto del carisma del servicio alegramos al Padre celestial.